miércoles, 22 de febrero de 2012

Sonaly Tuesta: La armonía de las diferencias

sonaly tuesta
fuente: Diario 16
La tunantada es un sentimiento de esos que evocan la tierra y jalan sin remedio al que se fue, para traerlo al medio de la plaza y ponerlo a bailar transformado, transformado y eufórico, apasionado y nostálgico. Cada veinte de enero, cada año, en Yauyos, Jauja, Junín, en la que fuera la Primera Capital del Perú. ¿Pero por qué tanta gente se convierte en Chapetón, en Huatrila o Chuto, en Jaujina o Wanka, en Boliviano o Argentino, enCusqueña o Anti?

Debe ser el ritmo cadencioso de la melodía que inspira un llanto, la diversidad de personajes que se unen en un solo aliento, la posibilidad de distinguirse, ser otro y ganarle a la cotidianeidad, al olvido.
Debe ser el sentirse aceptado y lograr esa armonía de las diferencias que tanta falta nos hace. Observarlos en pleno goce es reconciliarse con la vida y la necesidad de aceptar al otro tal y como es.
Por eso la tunantada de ambiente no existe. Por eso la máscara destaca personajes; y el movimiento, pausado y elegante, a almas llenas de profunda pasión que realizan un gran esfuerzo para alcanzar la pista de la monumental plaza Juan Bolívar Crespo y confundirse en un baile que, según los conocedores, recrea la historia jaujina del Virreinato y comienzos de la República.

Una historia que se reaviva y se vuelve actual cada vez que un desafortunado comentario prioriza la opción sexual y no la esencia de esta costumbre, que vale más por lo espiritual que por otra cosa. Destacar solo a los homosexuales y sorprendernos por su presencia es un prejuicio que acarreamos desde siempre y que no sabemos manejar, como cuando hablamos de cholos o serranos. Hablar de las tradiciones implica darse un tiempo para aprender, para escuchar. No hay que ser tan ligeros o minimizar la cosmovisión del peruano, sea de norte o sur, de la sierra o de la selva. Cada quien ha heredado un tipo de saber que lo hace importante por sí mismo, sin necesidad de compararlo o buscar el escándalo, que a estas alturas ya no debe ser noticia.

Si Henoch Loayza, el huatrila, el investigador, el conocedor, hablara, quedaríamos perplejos y temeríamos atrevernos a tergiversar una expresión declarada Patrimonio Cultural de la Nación: “Empecé a bailar desde los siete años. Hoy día que paso de los 60, continúo bailando. ¿Por qué? Porque quiero mostrar la riqueza que tiene Jauja. Soy el hombre que representa al pastor, al hombre que levanta la tierra y da fruto a todos ellos. Soy el pilar, el corazón de Jauja.”

Respetos guardan respetos. Así eres, TUNANTADA.

(por Sonaly Tuesta)

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